Mi relación con el deporte ha sido múltiple, pues de pequeño me inicié con el judo y el fútbol sala de portero. En la adolescencia pasé al tenis, al fútbol 11 y al taekwondo. Y fue con la gente que conocí en el gimnasio con la que, a partir de los 18, empecé a conocer el mundo de las carreras de 10km y hasta hice la MMM. En cuanto a la bici, me gustaba de vez en cuando coger tanto la de carretera que me compraron a los 16 como la MTB, donde ya apuntaba maneras en los descensos (y por aquella época, sin casco. Mal muy mal).

Me dedico a la electro-mecánica y automatización industrial desde los 21, y desde entonces fui dejando el deporte, salvo el fútbol sala de los domingos, ya que por mi trabajo estaba siempre desplazado por todo el territorio nacional y haciendo trabajos que dejaban pocas ganas de salir a correr (aunque alguna vez lo intentase). Entre 2010 y 2014 pase a recorrer fábricas de medio mundo por mi trabajo, pero fue en 2012 cuando vi el anuncio del BICO en la TV y me picó el gusanillo de probar. Y aunque solo hice esa prueba, fue entonces cuando me animé a entrenar algo más frecuentemente durante mis viajes y a hacer alguna carrera de 10km, y ya a finales de 2013 haríamos nuestro primer Ducross y conoceríamos la existencia de la sección de triatlón de la Unión Ciclista  de Sanse.

Y cuando ya decidí que iba a dejar mi trabajo tan viajero a mitad de 2014, fue cuando decidí formar parte de la Unión Ciclista y llevar un entrenamiento más estricto para poder disfrutar de varios ducrosses más.

En 2015 fue el año de los retos deportivos, donde llegué a aglomerar grandes pruebas:

A finales de este año, me comunicaron de la integración de la sección de triatlón de la UCSSR en un nuevo Club. Y la verdad que me ilusionó poder compartir entrenamientos con más gente y que esos entrenamientos no fueran la típica salida a correr por correr a ritmo constante.

En 2016 participé ya con la licencia federativa del CDE Triatlón Sanse en estos objetivos:

La verdad es que la experiencia tornó en algo  que superaba las expectativas, sobre todo a la hora de juntarse un grupo de personas que confluyen en un buen rollo generalizado, donde hemos compartido algo más que deporte y competición. Y enorgullecerme de poder ayudar a ello, cuando organizamos algún viaje o evento de grupo.